Senado argentino rechaza la legalización del aborto

Senado argentino rechaza la legalización del aborto

09 de agosto de 2018.- El Senado argentino consideró que el aborto debe seguir siendo clandestino y que las mujeres de este país no puedan tener el mismo derecho a la interrupción voluntaria del embarazo que las uruguayas, españolas, francesas, irlandesas o italianas o de una buena parte del mundo. El proyecto que había sido aprobado en junio por la cámara de Diputados fue rechazado por 38 votos contra 31 luego de un debate de casi 17 horas. Dos legisladores se abstuvieron.

Una gigantesca multitud, conocida como “la ola verde”, esperó en las inmediaciones del Congreso, bajo el frío y una impìadosa lluvia lluvia de invierno, que la presión social hiciera sentir el efecto en los senadores indecisos. Pero los grupos “defensores de las dos vidas”, con la Iglesia Católica y los pastores evangelistas a la cabeza, y que también hicieron presencia en el espacio público vestidos de azul celeste, tuvieron una mayor influencia sobre ellos.

El senador radical Ernesto Martínez habló de una “secta del incienso” que incitó a los feligreses a hostigar a los congresitas que simpatizaban con el proyecto. De hecho, el senador Pedro Guastavino ha denunciado campañas en su contra: “nos tiraron con crucifijos, quizá sea el mismo sector que cuando nos desaparecían o nos torturaban daba vuelta la cara”.

«Argentina hubiera sido un país un poco más justo», se lamentó el senador peronista Miguel Picheto tras el resultado.“Nos deben el derecho que ganamos en la calle”, señalaron las líderes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Seguro, Legal y Gratuito. Se calcula que cada año se realizan unos 500.000 interrupciones clandestinas, la mayoría en condiciones de precariedad.

En más de la mitad del país, principalmente en la regiones más pobres y conservadoras, el aborto es la principal causa de mortalidad materna. Y fueron sus legisladores los que en parte inclinaron la balanza a favor del «No». La discusión ha atravesado a la propia sociedad y, de hecho, dividido al mismo Gobierno de derechas. También ha ocasionado fisuras también en el kirchnerismo, la principal fuerza de oposición.

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